La tecnología evoluciona a un ritmo imparable y uno de los ejemplos más recientes de esta realidad lo encontramos en la Inteligencia Artificial. Unos sistemas fundamentados en el aprendizaje automático y en el procesamiento veloz de enormes bases de datos que plantean múltiples utilidades en el contexto global contemporáneo. De hecho, ya hay compañías que se han percatado de su potencial en lo que respecta a la sostenibilidad, frenando en la medida de lo posible la crisis climática que asola al planeta. Veamos algunos ejemplos de estas soluciones y cómo están dejando a su paso un mundo mejor que el que conocíamos hasta la fecha.
Tecnología de datos geoespaciales para reducir el estrés crítico
Los datos no mienten y son desoladores: un bien tan escaso como el agua potable se ve afectada en un 30% por las fugas en las redes de abastecimiento, lo cual implica casi 3.000 millones de euros en pérdidas que ponen en riesgo incluso la supervivencia humana. Por consiguiente, las labores de detección de fugas de agua resultan sumamente importantes, evitando que los 1’4 billones de agua que se pierden cada año sigan suponiendo un problema tanto para las personas como para el planeta en general.
En este sentido, las soluciones de análisis de datos y de IA se han convertido en poderosas aliadas para los responsables de la gestión hídrica. Unos sistemas de última generación que sirven para monitorizar las redes de abastecimiento y que ya han demostrado ser capaces de reducir las pérdidas hasta en un 55%. Esto se produce en buena parte gracias a las predicciones que lleva a cabo dicha tecnología que, evaluando los datos geoespaciales con modelos predictivos, se anticipan incidentes, movimientos sísmicos o cambios en la vegetación con absoluta precisión.
Estas soluciones de análisis de datos geoespaciales combinadas con algoritmos de Inteligencia Artificial multiplican drásticamente la eficiencia de la gestión hídrica. De hecho, son un gran aliado en procesos clave como la identificación del fraude en el consumo del agua (detectando llenados de piscinas ilegales o riegos irresponsables) o la optimización del uso del agua en la agricultura. Con esto en mente, es evidente que estamos ante una tecnología capaz de frenar el impacto medioambiental que supone el consumo desmedido del agua para el ser humano; optimizando igualmente la rentabilidad de las empresas hídricas y de sectores concretos como la ya mencionada agricultura.
Los modelos de IA y su papel en la reducción de las emisiones
Reducir las emisiones de CO2 es uno de los principales retos de la Agenda 2030, frenando en la medida de lo posible una crisis climática que requiere una actuación inmediata por parte de los gobiernos. Desde el Protocolo de Kioto de 2005, los mercados del carbono se convirtieron en un recurso clave para los países, quienes encontraron el modo de compensar sus malas prácticas en pro de la sostenibilidad. Ahora, con el 2030 a la vuelta de la esquina, este sector se ha transformado para dar pie a los sumideros de carbono, donde las soluciones de datos geoespaciales vuelven a desempeñar un rol crucial.
El objetivo de la ONU es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 43% desde las generadas en 2019 hasta las producidas en 2030. Estamos a medio camino y con los sumideros de carbono se ha encontrado un método efectivo para absorber el CO2 y evitar que llegue a la atmósfera. Más allá de los árboles, hay sistemas de absorción como los suelos permeables o la biodiversidad en su conjunto que capturan el carbono de manera drástica. Es aquí cuando los sistemas de análisis de datos geoespaciales y los modelos de IA son de gran ayuda, identificando con la máxima eficiencia nuevos elementos capaces de procesar las emisiones para que no repercutan negativamente sobre el planeta.Además, son muy útiles para medir los datos de absorción del carbono y generar informes de captura con un enorme valor económico. Lo cual incentiva una reducción en la comercialización de los bonos de CO2 tradicionales o incluso encontrar nuevos sumideros que representen una fuente de ingresos sostenible. Una tecnología revolucionaria que pretende mitigar el cambio climático para dejar a su paso un mundo más responsable.
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