Según un nuevo estudio de BloombergNEF (BNEF), en 2050 la mitad de la electricidad del mundo procederá del viento, la energía solar y las baterías.
El último New Energy Outlook de BNEF sitúa esta oportunidad de inversión en 13,3 billones de dólares y la energía eólica y solar en 5,3 billones de dólares y 4,2 billones de dólares, respectivamente.
La investigación dice que el factor clave para ello es la caída del coste de la electricidad producida a partir de estas fuentes, el coste nivelado de la energía (LCOE).
En dos tercios del mundo, tanto la energía eólica como la solar son ahora las opciones más baratas para añadir nueva capacidad energética.
La investigación del BNEF indica que el impacto sobre las fuentes tradicionales de combustibles fósiles es considerable.
Según la investigación, la participación del carbón en la mezcla mundial caerá en picado del 37 al 12 por ciento y las centrales eléctricas alimentadas con petróleo serán eliminadas de manera efectiva.
Se prevé que la contribución combinada de la energía eólica y solar pase del 7 al 48%.
Si a todo esto le sumamos la energía eólica y solar, y su producción variable y dependiente de las condiciones meteorológicas, se necesitarán enormes inversiones en baterías por un valor de 840.000 millones de dólares.
Este almacenamiento de energía estabilizará la red y reajustará los picos de demanda con los picos de generación.
«Nuestro análisis del sistema de energía refuerza un mensaje clave de las anteriores Perspectivas de Nueva Energía, según el cual los módulos solares fotovoltaicos, las turbinas eólicas y las baterías de iones de litio continuarán con curvas agresivas de reducción de costes, del 28 por ciento, 14 por ciento y 18 por ciento, respectivamente, por cada duplicación de la capacidad instalada a nivel mundial», dijo Matthias Kimmel, analista principal de NEO 2019.
«Para 2030, la energía generada o almacenada y despachada por estas tres tecnologías reducirá la electricidad generada por las plantas de carbón y gas existentes en casi todas partes», agregó.
El BNEF predice que a medida que los sectores del calor y el transporte se electrifiquen y el acceso a la electricidad y la sed de la misma crezcan en las economías emergentes, la demanda mundial de energía se disparará en un 62%.
Mientras que el crecimiento de la energía renovable hasta ahora se ha visto impulsado por los subsidios directos, los créditos fiscales a la inversión y los sistemas de certificados, el BNEF considera que la regulación es el enfoque más importante para los gobiernos en la actualidad.
«Los días en que se necesitan ayudas directas como las tarifas de alimentación están llegando a su fin», dijo Elena Giannakopoulou, jefa de economía energética del BNEF.
«Sin embargo, para alcanzar este nivel de transición y descarbonización, se necesitarán otros cambios políticos, a saber, la reforma de los mercados de la energía para garantizar que la energía eólica, solar y las baterías sean remuneradas adecuadamente por sus contribuciones a la red», dijo la Sra. Giannakopoulou.
Añadió que, si bien el NEO es agnóstico desde el punto de vista de las políticas, «asume que los mercados funcionan de manera racional y justa para permitir que los proveedores de menor costo ganen».